el valor de la imperfección: la crítica de dostoyevski al utopismo
¿Qué sucede cuando logramos todo lo que deseamos? A través de las ideas de Dostoyevski en "Memorias del subsuelo", se explora cómo la utopía, lejos de ser la solución, podría ser nuestra perdición.
¿Qué es lo que nos hace verdaderamente humanos? Dostoyevski argumenta que la esencia humana está compuesta por tres principales factores: el sufrimiento, la irracionalidad, y el deseo de autodeterminación. Tres elementos de los que toma consciencia el narrador de Memorias del subsuelo de Dostoyevski. Este es el libro en el que se plantea el argumento de que la búsqueda de una sociedad perfecta puede llevar a una crisis existencial para la humanidad. La utopía acaba sofocando la esencia humana y elimina los desafíos que al final le dan sentido a la vida.
El ser humano no solo busca estabilidad y bienestar. El día en que todas sus necesidades y caprichos sean satisfechos, también será el día en que los destruya, solamente para reafirmar su propia voluntad. Aquí surge un nuevo argumento: el deseo de libertad y autoafirmación es más fuerte que la búsqueda de felicidad o confort. En la utopía todo está garantizado y los obstáculos no existen, es decir, no hay miedos que vencer, no hay habilidades que forjar, no hay crecimiento.
Dostoyevski nos dice que los humanos nos aferramos a la necesidad del orden y, contradictoriamente, al impulso por el caos. En Memorias del subsuelo, conjetura que los seres humanos se rebelarían contra un mundo utópico. Un estado de estabilidad excesiva puede conducir a la insatisfacción. Pero, ¿qué es esta perfección de la que se habla? ¿Cómo se ve? ¿Podríamos compararla con la idea tradicional que se tiene sobre el "cielo" o la "vida eterna"? Dostoyevsky la describiría como una sociedad sin pobreza, sin enfermedad y sin incertidumbre. Todo perfectamente calculado para maximizar la felicidad y la estabilidad. Un acceso inmediato a cualquier deseo. Aunque sepamos que esto es prácticamente imposible, si lo concebimos como un experimento de pensamiento, podemos responder muchas dudas. Lo que describe Dostoyevski es literalmente una jaula de oro en la que el individuo ya no tiene razones para actuar o decidir, pues todo está dado. El libre albedrío simplemente desaparece.
Esto plantea la misma pregunta que se hace el narrador de Memorias del subsuelo: «¿Qué haría una persona en un estado de satisfacción eterna?» Si todo está dado, si no hay lucha ni desafíos, ¿qué sentido tiene la existencia? Esta idea sobre la necesidad del equilibrio también tiene raíces en la filosofía clásica. En paralelo, encontramos la "Doctrina del Justo Medio" (mesotes) de Aristóteles, que establece que la virtud se encuentra entre el equilibrio de dos extremos: el orden y el caos, la seguridad y el desafío, la comodidad y la incertidumbre. A lo largo de la historia, la humanidad ha interiorizado la idea de que debemos aspirar a la perfección, mayormente debido a la sociedad y cultura. Sin embargo, es importante desaprender esta noción y reorientarnos al equilibrio.
Otra idea filosófica relacionada es la metáfora del "barril sin fondo" de Platón, que también se encuentra en el pensamiento de Schopenhauer. Él argumenta que el deseo humano es insaciable: cuando uno se satisface, otro surge inmediatamente, creando un ciclo de sufrimiento perpetuo.
Esta noción la podemos ver hoy en día. Si no me creen, volteen a ver el mundo a su alrededor. Entre más nos acercamos al "ideal" (una sociedad con comodidad, tecnología y gratificación instantánea), más destruimos la vida en sí con el caos que provocamos nosotros mismos, ya sea consciente o inconscientemente, colectiva o individualmente en nuestras vidas personales. Si el sufrimiento, la incertidumbre y el conflicto son esenciales para el desarrollo de la conciencia humana, me surge una pregunta que es inevitable, ¿es posible que, al buscar la perfección, estemos renunciando a lo que realmente nos hace humanos? Es solo cuando abrazamos las contradicciones de la vida cuando podemos realmente apreciar su belleza.
Justo eso estaba pensando en estos días, siempre queremos más, tenemos algo y buscamos algo nuevo, siempre queremos ser mejor o no estamos satisfechos con nada; y me pregunté, ¿Por qué no disfrutar de lo que tenemos y de lo que somos? La vida se debe sentir y disfrutar, la vida no es una lista de cosas que vamos tachando.
Estoy de acuerdo con respecto al idealismo y la perfección. Difiero en el hecho de que nuestra sociedad esté en un estado de satisfacción, incluso el estrés y las crisis son muy habituales, hay mucha información a mano y la mayoría de muy mala calidad, desigualdad económica y social creciente. Podríamos decir que buscamos la satisfacción instantánea y esa es la causa por la que no avanzamos. Necesitamos enfrentarnos a situaciones que nos saquen de nuestra zona de confort para poder crecer y adaptarnos a situaciones adversas. Al final, el excesivo confort trae malestar.